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La historia del rey emérito Juan Carlos a los besos con una vedette: ¿Sexo, chantaje y fotos robadas desde el jardín?

A pesar de que nunca antes, hasta ahora, se habían publicado fotografías de Juan Carlos I de Borbón, mientras era rey, a los arrumacos con una mujer -que no era la reina Sofía sino una conocida vedette-, nada de esto escandaliza a los españoles.

Porque el amorío que la última edición de la revista holandesa Privé evidencia en fotos, entre el entonces monarca y la ex vedette Bárbara Rey es un capítulo más de las correrías sentimentales de Juan Carlos ya bastante transitadas en España.

Lo que esas instantáneas de besos, abrazos y sonrisas que el actual rey emérito de España habría intercambiado desprevenidamente con María Margarita García García -nombre verdadero de Bárbara Rey- en junio de 1994 tendrían otro significado, en clave política: el punto final a un chantaje histórico por silenciar uno de los romances más jugosos del Borbón, que abdicó en 2014 en favor de su hijo Felipe.

O, al menos, el principio del fin del operativo por el cual las pruebas del affaire debían permanecer bajo siete llaves. Para garantizarlo, el entorno de Juan Carlos y hasta los servicios secretos españoles habrían enmudecido a la vedette con dinero en cuentas bancarias fuera de España y con contratos laborales.

Quien dice haber destapado la olla ahora, 30 años después de las fotos que publica Privé, es el hijo de la ex vedette, Angel Cristo Junior.

Angel asegura que él mismo disparó el obturador de la cámara, escondido, cuando tenía 11 años. Hasta se garantizó un espacio en el artículo de la revista holandesa donde, mostrando una de las diapositivas que se publicaron, cuenta que aquel día su mamá le anunció que faltaría a la escuela porque tenía una misión: camuflarse en el jardín de su casa para retratar al invitado de honor, el rey Juan Carlos, que vendría a almorzar la paella casera con la que Bárbara solía deleitar al Borbón.

“Estas y otras fotografía se van a ver en otros medios y otros países del mundo”, asegura Angel. Desde su entorno afirman que “él lo que quiere es demostrar que su madre miente cuando dice que no extorsionó al rey”.

Bárbara Rey, que hoy tiene 74 años, ya presentó hace dos meses una demanda por injurias contra su hijo. En las últimas horas, escribió en sus redes: “Un día más de mi vida en el que soy maltratada. Lo fui por mi marido y desde hace un tiempo y ahora por mi hijo. Que dios (sic) les perdone a los dos. Yo no”, posteó en su cuenta de Instragram, donde cuenta con 90 mil seguidos.

Una voz en el teléfono

Juan Carlos y Bárbara se conocieron a principios de la Transición. El estrenaba reinado y ella había debutado, con un mono verde con pata de elefante como los que se usan hoy, en la gala especial de Nochevieja de 1975 en Radio Televisión Española.

A principios del ’77, Bárbara tenía 27 años y estaba filmando una película. Un día sonó el teléfono en su casa y atendió una amiga. “Llamó un hombre que dice ser el rey”, le dijo.

“Volvió a llamar. La primera conversación poco menos que lo mandé a la mierda. Pensé que era un cómico”, contó la ex vedette el año pasado en uno de los programas más taquilleros de la tele española.Rey emérito Juan Carlos I y Barbara Rey. Foto Revista PrivéRey emérito Juan Carlos I y Barbara Rey. Foto Revista Privé

“Le dije que no le creía. Me dio un número y me señaló: ‘Llama y di que tienes que hablar con su majestad el rey, que está esperando una llamada de Bárbara Rey’. Lo hice y me pasaron con él”, detalló.

Y agregó: “Antes de que nos conociéramos, me llamó muchas veces. Me decía que me seguía, que admiraba mi trabajo, que yo le gustaba. Yo no sabía cómo llamarlo”.

Hasta que un día el por entonces rey Juan Carlos le mandó un auto que la pasó a buscar por su casa y la llevó al Palacio de la Zarzuela, donde se vieron varias veces.

Pero la historia de amor, según Bárbara Rey, se consumó fuera del palacio y duró tres años: “En ese tiempo yo también tuve mis amores. ¿Cómo no íbamos a ser una pareja abierta? No había otra posibilidad. No nos podíamos exigir nada el uno al otro… En ese tiempo tuve una relación con (el futbolista Carles) Rexach y con (el torero) Paquirri”.

“He estado en Zarzuela y en muchísimos actos oficiales. Pero nunca he salido en las fotos”, dijo Rey en otra entrevista.

Según la ex vedette, ella interrumpió los encuentros cuando conoció a Angel Cristo, un domador de leones con el que se casó en 1980 y se fue a vivir a un circo.

Otras versiones apuntan a que el Borbón, que no solía dejarse captar por un único perfume de mujer, apuntó a una nueva degustación y Bárbara, viendo que estaba perdiendo la coronita, comenzó a amenazar con el arsenal de material grabado y fotografiado que habría acopiado durante los encuentros más deliciosos con el rey.

OJO

Sexo, mentiras y video

“Nunca fui adúltera”, le dijo Rey a Jesús Quinteros en un ciclo de entrevistas que el periodista español conducía en el año 2000.

Después de nueve años de matrimonio desdichado y violento, la ex vedette se separó del domador. Se abrió entonces una ventana de reencuentros, esporádicos y lúdicos, con Juan Carlos I, temporada en la cual se habrían tomado las fotos en diapositivas que acaban de ver la luz.

Rumores de cámaras instaladas en su dormitorio, grabaciones de conversaciones en las que el rey de España hablaba a calzón quitado sobre cuestiones sensibles de la política nacional y equipamiento de espía para fotografiar a distancia envuelven, desde hace décadas, a la figura de Bárbara Rey. Ella, estoica, lo ha siempre negado.

“Uno de los primeros encargos que recibí como reportero, en 1996, fue entrevistar a una supuesta amante del rey de España, Juan Carlos de Borbón y Borbón. Mis editores en El Mundo investigaban si la actriz de cine y televisión Barbara Rey estaba exigiendo al Estado dinero a cambio de no revelar su relación con el rey”, escribió el periodista David Jiménez en 2020. Fue cuando el rey emérito anunció que se alejaba del reino para no empañar la castigada reputación de la Corona española y se mudaba a Emiratos Arabes Unidos. “El rey iba desnudo y España miró para otro lado”, fue el título del artículo de Jiménez.

En un libro publicado con anotaciones de Emilio Alonso Manglano, quien fue jefe de los espías entre 1981 y 1995, se subraya que Bárbara Rey recibió 25 millones de pesetas (unos 150 mil euros) y un contrato en la televisión pública española. Que luego acordó otro pago de 600 millones de pesetas (3.600.000 euros) durante diez años. Y que ese dinero salía del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

En 1997 denunció un robo en su casa. “Se trata de recuerdos de mi vida privada. No tenían ningún objetivo”, se lamentaba Bárbara.

“Había un chantaje ahí sobre la mesa y no de dinero público pero se estaban haciendo determinadas acciones en favor de la susodicha persona, de manera que tuviera acceso a algún contrato de trabajo, alguna publicidad. Eso era lo que se estaba haciendo. A cambio de no hacerse, cabía la posibilidad de que alguien dijese que había habido una relación allí íntima”, confesó en 2021 Alberto Saiz, que fue jefe del CNI entre 2004 y 2009.

“Yo lo que me encontré fue una situación totalmente insostenible. Creo que el CNI no estaba para estas cosas y sencillamente cerramos aquel capítulo -agregó Saiz en una entrevista-. Sencillamente se dejó de oír los posibles chantajes que hubiese, se dejaron de hacer las posibles acciones de influencia en favor de esta otra señora y el asunto acabó sin más”.

Memoria real

Los besos prohibidos de Juan Carlos se publicaron justo un día después de que el rey emérito anunciara que el año que viene publicará sus memorias.

“Mi padre siempre me aconsejó que no escribiera unas memorias. Los reyes no se confiesan. Y, menos aún, públicamente. Sus secretos permanecen enterrados en la oscuridad de los palacios. ¿Por qué voy a desobedecerlo? ¿Por qué he cambiado de opinión? Tengo la sensación de que están robándome mi propia historia”, cuenta el Borbón en lo poquito que se sabe del libro que se llamará Reconciliación.

Tiempos turbulentos para al Corona

Imperturbable, la Casa Real hace silencio. El verano ayudó a ir diluyendo los efectos del último disparo recibido: la daga letal del ex cuñado de la reina Letizia, Jaime del Burgo, quien asegura haber sido su amante antes y después de que ella se convirtiera en la esposa del actual rey de España.

“Con Letizia fuimos familia y planificamos un futuro juntos”, confesó Del Burgo a Clarín en una entrevista exclusiva.

A estos episodios de alcoba, verdaderos o imaginarios, se suma el roce con el gobierno de México: la presidenta electa, Claudia Shenbaum, no cursó la invitación protocolar al rey Felipe VI para que asista a la ceremonia en la que ella, la primera presidenta de México, asumirá su cargo el 1 de octubre.

Shenbaum justifica la decisión -“incompresible” para el gobierno de España- en que Felipe VI nunca respondió la carta que el presidente mexicano saliente, Andrés Manuel López Obrador, le envió en 2019 pidiéndole que se disculpara por los abusos de los españoles cometidos durante la conquista de América. /CLARÍN/

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