Los hijos únicos cargan con varios estereotipos: que son celosos, egoístas, tiranos, malcriados y con mal genio. Sin embargo, si hay un punto que siempre genera es el de su capacidad de socialización.
Existe una creencia popular muy extendida que sugiere que, al carecer de hermanos con quienes interactuar, estos niños enfrentan dificultades para desarrollar habilidades sociales. No obstante, esta idea se contrapone a una realidad más matizada y desafiante a las concepciones tradicionales.https://778f6a608d72eccbb2e62e5d9796d251.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html?n=0
Contrario a la noción de que los hijos únicos pueden ser más introvertidos o tener problemas para establecer vínculos sociales, distintos estudios y expertos indican que estas nociones son más mitos que realidades.
“Existe un prejuicio sobre los hijos únicos respecto al egoísmo y la introversión, pero son más sociables que los que tienen hermanos”, dice el sociólogo y psicólogo Martín Wainstein, profesor consulto e investigador de psicología social de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y señala que depende mucho del estilo de crianza.
“La psicología de un individuo depende mucho del factor crianza y es relacional en el marco de la familia. Esto quiere decir que una familia que cría a un hijo único en condiciones de contacto social, cuyos padres no se sobre-involucran impidiéndole el crecimiento, y no le ofrecen cuidados extremos que bloquean relaciones sociales, es muy probable que ese chico tenga muy pocos problemas”, señala Wainstein.
En esta misma línea, la doctora Ángela Nakab, pediatra especialista en adolescencia, coordinadora y secretaria de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y asesora de crianza sostiene que “no hay una evidencia concluyente de que un niño por ser hijo único sea menos social que los que tienen hermanos”.
A su vez, Nakab apunta que “la sociabilidad está influenciada por una variedad de factores, incluido su temperamento, la personalidad que se forma con el contexto, las experiencias vividas en la primera infancia y las experiencias tanto sociales extra e intrafamiliares, y la forma en que se le enseña y se le muestra sobre todo el modelo de la interacción con los demás”.La historia personal de los padres es un pilar fundamental en la formación de los hijos, sean únicos o no (Imagen ilustrativa Infobae)
La clave está, entonces, en “socializar al hijo único exogámicamente, sobre todo en una cultura como la nuestra, donde hay muchas oportunidades sociales de actuar”, agrega el experto.
“Ser hijo único depende de cómo es la mirada y la percepción dentro de la cabeza de la mamá o del papá, de cómo se arma la imagen de ese hijo simbólicamente en la cabeza de la persona que lo está cuidando, cómo se generó el deseo del hijo y cómo se gestó”, enfatiza la pediatra.
Y continúa: “Hay algunos estudios que sugieren que los hijos únicos pueden disfrutar, por ejemplo, de mayor atención o de recursos de parte de su mamá o de su papá, independientemente de cómo esté formada la familia. Y también es importante reconocer que tienen desafíos únicos en cuanto a lo que tiene que ver con la socialización, con el desarrollo de habilidades de colaboración, con la resolución de problemas de conflictos dentro de sus grupos sociales”.“La psicología de un individuo depende mucho del factor crianza y es relacional en el marco de la familia”, dijo el sociólogo Fotos: Getty Images
La doctora Nakab advierte que no es posible generalizar, ya que cada persona transcurre su vida de una manera única y original, pero sí considera fundamental que la crianza sea en un entorno de respeto, apoyo y amor incondicional.
Sin embargo, la pediatra señala que “el impacto en el desarrollo emocional y social de un niño que es único dentro de esta familia depende en gran medida de cómo lo vea y cómo estén generadas las relaciones familiares, cómo se transcurren las interacciones sociales fuera del hogar y el apoyo emocional que estos chicos reciben”.
Susan Newman, Ph.D, psicóloga de Nueva York, especialista en crianza y autora de, entre otros libros, como Parenting an Only Child (Criar a un hijo único) sostiene que la influencia del entorno y la forma en que los padres crían a sus hijos son fundamentales para el desarrollo de las habilidades. Newman detalla una situación que estudió a lo largo de los años: los niños que tuvieron toda la atención de sus progenitores suelen tener una alta autoestima, seguridad en sí mismos y gran independencia.
Una reciente investigación publicada en la revista Nature profundiza si los hijos únicos son menos generosos y más centrados en sí mismos que los niños que tienen hermanos. Basados en datos del Estudio Nacional Infantil de China, los científicos indagan en cómo afecta el ser hijo único al desarrollo de comportamientos solidarios y altruistas.
Los resultados muestran que, en realidad, los hijos únicos tienden a ser más solidarios y altruistas que aquellos que crecen con hermanos, especialmente en lo que se refiere a actitudes y comportamientos que implican empatía, relaciones con los demás y generosidad. Esto se debe, en parte, a que la crianza y el entorno juegan roles cruciales en el desarrollo social de un niño.
La explicación de los científicos a estos resultados es que los hijos únicos reciben una crianza más positiva en comparación con los niños con hermanos, lo cual influye en su tendencia a comportarse de manera prosocial.
Estos descubrimientos contrarrestan la idea preconcebida de que los hijos únicos son más egoístas, mostrando que desde antes de los 15 años ya pueden desarrollar fuertemente la capacidad de actuar de manera solidaria y generosa.
La ausencia de hermanos no implica una carencia en habilidades sociales, ya que los hijos únicos compensan estas interacciones dentro de su círculo social más amplio. Los amigos, los primos y los compañeros de escuela juegan un papel vital en la vida de un hijo único, proporcionando múltiples oportunidades para el desarrollo de relaciones interpersonales.
“Los niños necesitan socializarse con niños, predominantemente de su edad, también pueden ser más grandes, donde toman modelos de lo que van a ser después cuando sean más grandes”, sostiene Wainstein.
En la misma línea, Nakab suma que “tener experiencias muy importantes fuera del ámbito familiar hace que mejoren su experiencia con amigos. Por ejemplo, asistiendo a eventos que tengan que ver con su comunidad, con interacciones con otros chicos o con otros adultos”.
A su vez, la experta profundiza en que estas experiencias fuera del grupo familiar hace que los niños aprendan a “socializar, compartir, colaborar, relacionarse, tomar iniciativas y tomar decisiones”.
Por su parte, la psicóloga y escritora Beatriz Goldberg, especialista en relaciones de pareja, familiares y de crianza, supo explicar en una nota anterior con Infobae que “el hijo único puede desarrollar habilidades de liderazgo y tener una gran destreza en diversas áreas. Es fundamental estimularlo, enseñarle a compartir y guiarlo para que elija su propio camino sin presiones excesivas. Aunque no tenga hermanos con quienes compartir su día a día, tiene la oportunidad de hacer muchos amigos y ser sociable”.
“Es esencial que tenga compañía, ya sea de primos o amigos. Es importante que no pase todo el tiempo frente a una pantalla y que se le ofrezcan actividades variadas. Muchas parejas optan por tener un solo hijo, ya sea por decisión personal o por circunstancias de la vida. Es crucial entender y adaptarse a las necesidades del niño, ofreciéndole estímulos y oportunidades para interactuar con otros”, sostiene la psicóloga.
La pediatra Nakab señala que, sin embargo, los hijos únicos pueden sentir soledad o aislamiento si se tiene poca interacción con otros niños, lo que llevará a una falta de herramientas en la resolución de conflictos y negociar en situaciones sociales.
Otra cuestión a la que hace referencia es que los hijos únicos, a medida que van creciendo “pueden sentir la presión de cuidar a su mamá o a su papá cuando ellos sean adultos mayores. Esto puede generar estrés yansiedad, pero todo depende de cómo la autonomía, el lazo, el vínculo de apego, cómo se generó y cómo se mantuvo en el tiempo”.
Claves para desarrollar habilidades sociales de los hijos únicos
Interactuar con otros niños y promover actividades con distintos grupos de amigos son algunas de las formas de promover la socialización de los hijos únicos (Imagen Ilustrativa Infobae)
Para fomentar el desarrollo de habilidades sociales en hijos únicos, los expertos en psicología infantil ofrecen las siguientes pautas:
- Promover la interacción con niños de su edad: es vital alentar a los hijos únicos a interactuar con otros niños, ya sea a través de juegos, deportes o actividades grupales. Esto les permite desarrollar habilidades de cooperación, empatía y compartir.
- Incentivar la participación en actividades extraescolares: las actividades como deportes de equipo, música o arte facilitan oportunidades para que el niño se relacione en diferentes contextos sociales, aprender a trabajar en equipo y estableciendo amistades duraderas.
- Enseñar habilidades sociales a través del juego: los juegos de rol en casa pueden ser una herramienta útil para enseñar a los niños cómo manejar diversas situaciones sociales, como resolver conflictos, negociar y expresar sus sentimientos de manera constructiva.
- Desarrollar la empatía: conversar sobre emociones y enseñar a los niños a ponerse en el lugar del otro ayudan a desarrollar la empatía, una habilidad social clave. Preguntar cómo creen que se siente una persona en una situación específica fomenta este tipo de pensamiento.
- Establecer rutinas que incluyan interacciones sociales: crear hábitos como visitas regulares a parques, bibliotecas o actividades comunitarias, exponen al niño a ambientes sociales diversificados, animándolos a entablar conversaciones y jugar con otros niños fuera de su círculo inmediato.
- Fomentar la independencia: permitir que los hijos únicos tomen decisiones y resuelvan problemas por sí mismos les ayuda a ganar confianza en sus habilidades, lo que es fundamental para las interacciones sociales exitosas.
- Modelar buenas habilidades sociales:los padres deben ser conscientes de su propio comportamiento social, ya que los niños aprenden mucho observando. Demostrar cómo interactuar respetuosamente con los demás sirve como un modelo a seguir.