Por MS.c Hugo Salvatierra Rivero, periodista y docente universitario
Este 19 de marzo, Día del Radialista en Bolivia, quiero resaltar y destacar el trabajo de hombres y mujeres que, día tras día, están al frente de un micrófono informando a la audiencia.
“No hay quien le escriba a la radio” no es unarsimple frase, sino una llamada de atención a los radialistas para desarrollar proyectos comunicacionales que vayan más allá de la información. Me refiero a utilizar el género dramático en la radiodifusión.
Explotar el género dramático en la radio puede ser una experiencia muy enriquecedora tanto para los creadores como para la audiencia. Pero, para ello, debe haber quien le escriba a la radio. Es fundamental desarrollar guiones atractivos y crear historias que capten la atención del oyente, abordando temas sociales o emocionales que resuenen con la audiencia actual. Esto no solo atrae oyentes, sino que también puede generar discusiones significativas.
Al final, la clave para explotar el género dramático en la radio está en contar historias que conecten genuinamente con la audiencia, utilizando todos los recursos sonoros y narrativos disponibles.
Crear y producir en radio debe ser una decisión de los radialistas y una apuesta del propietario del medio. Escribir para radio implica retos y oportunidades constantes. Hay que adaptarse y conectar con la audiencia, un rol esencial en este campo en constante cambio.
Es preciso señalar, en este 19 de marzo, que los radialistas han sabido readecuarse a los cambios tecnológicos, y el género periodístico es el que más destaca en las parrillas programáticas de las radios.
Existe creatividad y originalidad en la presentación y en la selección de contenido, lo que ayuda a mantener el interés de la audiencia. Además, la empatía y conexión que tienen con sus oyentes son fundamentales y crea un ambiente acogedor.
El trabajo actual de los radialistas ha evolucionado significativamente en los últimos años, y hay varios aspectos que son dignos de observar: diversificación de contenidos, uso de tecnología, interacción con la audiencia y los retos financieros.
Los radialistas desarrollan un trabajo dinámico y se enfrentan a retos y oportunidades constantes. Su capacidad para adaptarse y conectar con la audiencia sigue siendo esencial en este campo en constante cambio.
Sin embargo, hay algo mucho más profundo: el compromiso con la veracidad y la ética. En un mundo donde la desinformación puede circular rápidamente, los radialistas tienen la responsabilidad de proporcionar información precisa y de calidad. Muchos se esfuerzan por ser fuentes confiables y por mantener altos estándares éticos en su trabajo.
A pesar de todo, existe una asignatura pendiente en la radio: la falta de producción, especialmente en un género tan rico como el dramático. Eso nos debe llamar la atención, porque las historias tienen el poder de conectar personas y de transmitir emociones de una manera única. Hay un nicho de audiencia esperando por historias. Allí hay oportunidades para innovar y crear contenidos atractivos. La radio tiene un potencial enorme para contar historias, y cada voz cuenta.
Un fuerte abrazo a todos los radialistas en este 19 de marzo y que continúen en su lucha por las libertades ciudadanas y la democracia.